jueves, 21 de febrero de 2019

Febrero caliente en Venezuela. Vladimir Aguilar


Febrero caliente en Venezuela
Vladimir Aguilar Castro
Universidad de Los Andes
Febrero caliente en Venezuela. A escasos días de celebrar los treinta años del Caracazo el polvo de la confrontación política en el país vuelve por sus fueros. De seguro la fecha pasará desapercibida ante lo que se juega la nación en los actuales momentos.
Sobre la “ayuda humanitaria”
Si la “ayuda humanitaria” finalmente entrase a Venezuela el próximo 23 de febrero habría un reacomodo de las fuerzas. Lo de la ayuda se ha convertido en un objetivo cada vez más político y menos humanitario para la oposición pero también para el gobierno. La diferencia es que ahora hay participación directa de actores externos que suscriben la idea de que esta debe tener esas características. Incluso, la ayuda se otorgó si y solo si se le imprimía un contenido político a la misma.
Hasta ahora la movilización a la frontera ha sido pacífica sin que por supuesto se puedan descartar escaramuzas violentas que provoquen una situación impredecible. No podemos obviar el hecho que se está jugando a la guerra y de que hay halcones de lado y lado en una apuesta suma cero.
La crisis de país

La situación de escasez en el país, la ausencia de medicinas y alimentos, el contrabando y acaparamiento, etc., es inocultable. Es algo que salta a la vista y que nadie puede negar. El gobierno lo sabe es parte de su fracaso económico y político. Pero en nuestra opinión, ello también responde a una lógica perversa económica de control de productos de mafias alrededor del Estado y del gobierno con agentes domésticos y externos. Por cierto, de pasar la “ayuda humanitaria” de seguro no escapará a esa misma lógica perversa.

Maduro ha actuado tarde. A la noción de “ayuda humanitaria” que en el derecho internacional humanitario tienen unas condiciones específicas y precisas y que en estos momentos no aplican en el país, el gobierno debió oponerle la noción de cooperación internacional. Con la ayuda de Rusia a Venezuela el gobierno no solo reconoce el drama en el que está sumido el país, sino fundamentalmente el fracaso de su gestión política. Las preguntas que debemos hacernos son: ¿Dónde están los 60 dólares que por concepto de 1 barril de petróleo se producen en estos momentos en el país, aceptando la cifra conservadora de un millón doscientos mil barriles diarios de producción? ¿Cómo armonizar "crisis humanitaria" con producción de petróleo?

Definitivamente, Venezuela es un país secuestrado por las lógicas de la perversidad.  


Llegando al llegadero

Al recibir ayuda de Rusia Maduro simplemente está mostrando que cuenta con este país y está reconociendo una crisis económica que hasta principios de este año no se acompasaba con lo político. Estamos llegando al llegadero. Veremos si la oposición repite los errores del 2014 y 2017 lo cual produciría una nueva frustración en sus seguidores y, en consecuencia, una nueva estampida y diáspora venezolana, sacrificando al resto de la población a quien se le abrió una expectativa de cambio fundamentada en una nueva usurpación también del poder (la usurpación de Guaido como respuesta a la usurpación de Maduro), lo cual generaría un reacomodo de fuerzas y actores que terminen también resquebrajando al propio bloque de poder, pues es claro que sin la implosión de este no ha habido posibilidad de apertura del sistema político.

La oposición se ha realineado en torno a sus nuevos dirigentes y el gobierno en torno a Maduro. ¿Cuál de los dos va a perdurar en el tiempo? Esa es la verdadera prueba de fuego este fin de semana en una reedición de la polarización política en Venezuela pero, como ya dijimos, con nuevos actores externos, nuevos desafíos y nuevos contextos. Hasta ahora, en este tipo de crisis y situaciones, el gobierno ha salido victorioso. Veremos si con la presencia de nuevos actores y amenazas el status quo se mantiene o estalla en mil pedazos. 

Febrero 22, 2019


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