domingo, 19 de abril de 2020

Pensando en la Política y el país en medio de la pandemia. Vladimir Aguilar


Pensando en la Política y el país en medio de la pandemia

Vladimir Aguilar Castro

Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI)

Universidad de Los Andes

Un grafiti apuntaba en una foto aparecida en las redes sociales que el corona es el virus y el capitalismo es la pandemia. Si ello lo aplicamos a Venezuela no sabríamos cual es cual. Estas nuevas formas de capitalismo con apellidos varios tienen confundidos a unos cuantos.

Por ejemplo, no olvidemos que en los años setenta y ochenta en Guyana el llamado socialismo cooperativista devino en lo que es hoy ese país. Seguramente no se distanciaba mucho de la socialdemocracia y la Venezuela saudita de Pérez, hoy tan echada de menos por algunos.

Si en aquel entonces el país se insertaba en el mercado mundial bajo una lógica de extractivismo puro y duro, las relaciones internacionales del momento le permitían “exportar” democracia al mismo tiempo en qué “exportaba” petróleo. Al menos era lo que esbozaban sesudos analistas de la política exterior venezolana. Para ese momento, el petróleo era el virus y la democracia era la pandemia.

Hoy en día el esquema es a la inversa: se “exporta” autocracia y, sin poder producir petróleo se importa la gasolina, pero la apuesta extractiva se mantiene incólume esta vez mediante la entrega del sur del Orinoco a la explotación minera.

La lógica en tiempos de Pérez y ahora es la misma: solo que ayer la supuesta abundancia daba para distribuir las migajas de la renta y, en la actualidad, la destrucción de la economía solo da para el robo de lo que aún queda y de lo que pueda ser repartido de las confiscaciones que en época de sanciones se le aplican al país.

Esta doble condición perversa de robo nacional con saqueo interventor, nos conduce a una falsa diatriba reflejada en la polarización como forma de dirimir los conflictos políticos en el país desde hace veinte años, que penosamente sigue secuestrando a la mayoría nacional.

El colapso del modelo fósil de acumulación de ganancias no es solo la verdadera pandemia a escala mundial sino, sobre todo, a nivel nacional. De la gasolina no costar nada en Venezuela ahora se vende más cara que en los mercados internacionales.

Y es que esa constituye la principal tendencia de un país en el que desde hace unos años atrás lo ilegal transita hacia lo legal. Primero fue el dólar paralelo a dólar oficial. Luego la minería ilegal dio paso a la minería legal y, ahora, el precio del combustible en el mercado de contrabando se oficializa en tiempos de cuarentena.

Urgen nuevos desafíos para nuevos tiempos. Pero estos tienen que comenzar a tejerse “desde abajo” pues “desde arriba”, los que allí han estado desde hace cien años de historia republicana fosilizada, nada hicieron. “La Venezuela petrolera que conocimos en los últimos cien años se acabó”, afirma Mendoza Pottellá.

Ese es el principal reto para los próximos años, pero eso si antes deben irse todos. Los constituidos en cualquiera de sus formas y poderes y los constituyentes. Tanto los elegidos caducos como los autonombrados.

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