Febrero
caliente en Venezuela
Vladimir
Aguilar Castro
Universidad
de Los Andes
Febrero
caliente en Venezuela. A escasos días de celebrar los treinta años
del Caracazo el polvo de la confrontación política en el país
vuelve por sus fueros. De seguro la fecha pasará desapercibida ante
lo que se juega la nación en los actuales momentos.
Sobre
la “ayuda humanitaria”
Si
la “ayuda humanitaria” finalmente entrase a Venezuela el próximo
23 de febrero habría un reacomodo de las fuerzas. Lo de la ayuda se
ha convertido en un objetivo cada vez más político y menos
humanitario para la oposición pero también para el gobierno. La
diferencia es que ahora hay participación directa de actores
externos que suscriben la idea de que esta debe tener esas
características. Incluso, la ayuda se otorgó si y solo si se le
imprimía un contenido político a la misma.
Hasta
ahora la movilización a la frontera ha sido pacífica sin que por
supuesto se puedan descartar escaramuzas violentas que provoquen una
situación impredecible. No podemos obviar el hecho que se está
jugando a la guerra y de que hay halcones de lado y lado en una
apuesta suma cero.
La
crisis de país
La
situación de escasez en el país, la ausencia de medicinas y
alimentos, el contrabando y acaparamiento, etc., es inocultable. Es
algo que salta a la vista y que nadie puede negar. El gobierno lo
sabe es parte de su fracaso económico y político. Pero en nuestra
opinión, ello también responde a una lógica perversa económica de
control de productos de mafias alrededor del Estado y del gobierno
con agentes domésticos y externos. Por cierto, de pasar la “ayuda
humanitaria” de seguro no escapará a esa misma lógica perversa.
Maduro
ha actuado tarde. A la noción de “ayuda humanitaria” que en el
derecho internacional humanitario tienen unas condiciones específicas
y precisas y que en estos momentos no aplican en el país, el
gobierno debió oponerle la noción de cooperación internacional.
Con la ayuda de Rusia a Venezuela el gobierno no solo reconoce el
drama en el que está sumido el país, sino fundamentalmente el
fracaso de su gestión política. Las preguntas que debemos hacernos
son: ¿Dónde están los 60 dólares que por concepto de 1 barril de
petróleo se producen en estos momentos en el país, aceptando la
cifra conservadora de un millón doscientos mil barriles diarios de
producción? ¿Cómo armonizar "crisis humanitaria" con
producción de petróleo?
Definitivamente,
Venezuela es un país secuestrado por las lógicas de la
perversidad.
Llegando
al llegadero
Al
recibir ayuda de Rusia Maduro simplemente está mostrando que cuenta
con este país y está reconociendo una crisis económica que hasta
principios de este año no se acompasaba con lo político. Estamos
llegando al llegadero. Veremos si la oposición repite los errores
del 2014 y 2017 lo cual produciría una nueva frustración en sus
seguidores y, en consecuencia, una nueva estampida y diáspora
venezolana, sacrificando al resto de la población a quien se le
abrió una expectativa de cambio fundamentada en una nueva usurpación
también del poder (la usurpación de Guaido como respuesta a la
usurpación de Maduro), lo cual generaría un reacomodo de fuerzas y
actores que terminen también resquebrajando al propio bloque de
poder, pues es claro que sin la implosión de este no ha habido
posibilidad de apertura del sistema político.
La
oposición se ha realineado en torno a sus nuevos dirigentes y el
gobierno en torno a Maduro. ¿Cuál de los dos va a perdurar en el
tiempo? Esa es la verdadera prueba de fuego este fin de semana en una
reedición de la polarización política en Venezuela pero, como ya
dijimos, con nuevos actores externos, nuevos desafíos y nuevos
contextos. Hasta ahora, en este tipo de crisis y situaciones, el
gobierno ha salido victorioso. Veremos si con la presencia de nuevos
actores y amenazas el status quo se mantiene o estalla en mil
pedazos.
Febrero
22, 2019
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