Extractivismos y estallidos sociales
Vladimir Aguilar Castro
Contrario
a lo que parece, las distintas manifestaciones que se están
desarrollando en América Latina responden en gran parte a movimientos espontáneos. Nadie puede atribuirse la dirección de los mismos y menos
los gobiernos fracasados de la izquierda populista.
El
fin del ciclo extractivista en América Latina viene determinado por el
rechazo al neoliberalismo, y, sobre todo, al populismo de izquierda.
Las
expresiones de cambio tienen concreción mas en resultados electorales
(hacia el conservadurismo o hacia el populismo) que en los estallidos
que estamos presenciando. Lo electoral marca el camino del cambio pues
los estallidos sociales se ubican mas en el campo de la rabia y de las
necesidades insatisfechas por los gobiernos de turno.
En
el caso de Venezuela, esos picos tuvieron su punto de partida en el
Caracazo de 1989, y en las sucesivas manifestaciones hasta bien entrado
el siglo XXI. El carácter episódico de las mismas marco su fracaso. Sin
embargo, fueron expresión de un descontento social que luego se tradujo
(para bien o para mal) en resultados electorales.
El
fin del extractivismo es la culminación de un modelo energético que
trasciende lo meramente ideológico, ubicando la verdadera contradicción
en el ámbito de lo político.
Los
movimientos sociales deben ser capaces de incorporar en sus demandas de
base y locales, el fin de la energía fósil y el comienzo de una nueva
era energética.
A la par
de lo anterior, en palabras de Bensaid, urge "inventar nuevas formas de política, formas de democracia no representativas que permitan que se
devuelvan los poderes confiscados por los aparatos burocráticos del
Estado".
Esa es la agenda pendiente por construir en el continente.
Palma de Mallorca. Islas Baleares. Octubre 25, 2019