Observatorio de Ecología Política de Venezuela

sábado, 7 de noviembre de 2020

Elecciones, secesión y atavismo político en Estados Unidos. Vladimir Aguilar

Elecciones, secesión y atavismo político en Estados Unidos

Vladimir Aguilar Castro

Universidad de Los Andes

“…not all people exist in the same now...»

Mark Ritter

Los resultados electorales del país de la democracia con 200 años de existencia enseguida se confrontan con la realidad de los acontecimientos. La polarización que veíamos como exclusiva de sociedades con sistemas políticos “menos democráticos”, de pronto hizo mella en los Estados Unidos de Norteamérica.

Lo antes expuesto demuestra que los regímenes políticos son expresión de lo social, así como esto último es expresión de lo primero. Ya lo decía Montaigne, los pueblos tienen los gobiernos que se les parecen.

Determinada la política de principios del siglo XXI por el resurgimiento de advenedizos ideológicos, nos damos cuenta que poco a poco esta ha sido secuestrada por lo que subyace en el imaginario primitivo y oculto de las sociedades.

Las actuales elecciones americanas son una expresión de ello. Lo que determina la gran movilización de un voto cautivo e históricamente abstencionista ha sido, además del mensajero, el mensaje. Casi como en tiempos de la guerra de Secesión, el país se entrecruza en una confrontación que, sino trasciende, es (aún) por sus instituciones y la tradición de arreglos negociados entre pares, que por lo que socialmente estaba oculto y se develó políticamente en estas recientes votaciones.

Desde un principio, el señor Trump representó un desafío para el establishment, al haber ganado las primarias dentro del partido republicano en las elecciones internas que lo llevarían como candidato y luego Presidente de la República, en el año 2016. Hoy en día, su recurrencia desafiante invoca el atavismo político latente en la sociedad americana, pretendiendo hacerse de nuevo con su reelección a como dé lugar.

Sería el filósofo Ernest Bloch (Héritage de ce temps, 1978), quien diera cuenta del atavismo social traducido en política como expresión de la “no contemporaneidad de los cambios”, para explicar el surgimiento del nazismo en la Alemania de la segunda guerra mundial. En efecto, para él:

(…) También las masas fluyen hacia ella [la inactualidad], porque el ahora insoportable parece al menos diferente con Hitler, porque él pinta para todos una imagen de las buenas y viejas cosas. Nada menos esperado, ni más peligroso, que esta fuerza de ser a la vez encendida y miserable, contradictoria y no-contemporánea. Los trabajadores ya no están solos entre sí y los empresarios. Fuerzas muy anteriores, de un sustrato muy distinto, comienzan en medio (…).

Los eventos en los EEUU anuncian para los próximos tiempos, que ninguna sociedad está exenta de regresiones ni siquiera aquellas con instituciones relativamente sólidas ni con experimentos democráticos de larga data.